jueves, 2 de mayo de 2013

El mapa del tiempo (Félix J. Palma)


El mapa del tiempo
Félix J. Palma
Alianza Editorial
España, 2010

Tal como su título sugiere, esta extensa y entretenida novela trata sobre viajes en el tiempo, aunque no necesariamente es una novela de viajes en el tiempo. De hecho, las tres historias narradas, ambientadas en la Inglaterra de fines del siglo XIX,  tienen como tema principal el desplazamiento temporal, pero no en todas se produce el mismo, aunque las apariencias parezcan indicar lo contrario.
En la primera historia, el protagonista realiza un viaje al pasado para intentará impedir que el asesino en serie conocido como Jack el Destripador acabe con la vida de su amada, una infeliz prostituta de Whitechapel. En la segunda, un viaje al futuro nos muestra la teatral batalla que tendrá lugar entre los últimos seres humanos y los autómatas inteligentes que en ese entonces dominarán la Tierra, además de lograr que la protagonista de este viaje, una hermosa joven aburrida de las costumbres victorianas, encuentre por fin al amor de su vida.
¿Son ciertos estos desplazamientos temporales, o se trata de trucos urdidos por hábiles estafadores, conforme a las mejores y peores intenciones de los personajes? Para suerte del lector, aparece como personaje H. G. Wells, autor de La máquina del tiempo, quien interviene como secundario de lujo en las historias comentadas, dada su fama de ser el primer escritor en plantear la posibilidad de viajar en el tiempo (al menos, en lo que a la literatura anglosajona se refiere). El Wells descrito en la novela asume con gracia su papel de “experto” en viajes en el tiempo, hasta que él mismo se ve envuelto en una trama de proporciones épicas, que involucra tanto a viajeros venidos del futuro, armas de rayos calóricos y a los escritores Bram Stoker y Henry James. El desenlace, en el cual se desliza la posible existencia de mundos paralelos, convierte a Wells en el padre, tanto literario como genético,  de los viajes en el tiempo.
H. G. Wells escribió La máquina del tiempo en 1895. Medio siglo antes que el autor británico, el peruano J.M. del Portillo (y tal vez alguien más)  publicó la narración Lima de aquí a cien años en 1843, donde se narra un viaje al futuro, en el cual las cosas han cambiado mucho en lo material y tecnológico, pero muy poco en cuanto a la idiosincrasia peruana.

Publicada en El Peruano el martes 7 de diciembre de 2010, p. 29

Solo un punto (Julio Meza Díaz)



Solo un punto
Julio Meza Díaz
Grupo Editorial Mesa Redonda

Sólo un punto es de una de esas novelas que fuerzan los límites de los géneros en los que, por comodidad, solemos encajar las ficciones. El tipo de novela que nos hace preguntarnos cuál es la frontera entre lo realista y lo fantástico.

Por que, de buenas a primeras, aparenta ser una historia más de rebeldía estudiantil. La mayor parte de la acción transcurre en un colegio privado, muy caro y prestigioso, en el cual los alumnos y profesores siguen una rutina que cae en el fascismo más estrambótico, incluyendo el famoso saludo con el brazo alzado. Hay alumnos que se acomodan a este sistema, hay otros en quienes se engendra un sano sentimiento de rebeldía, el cual desembocará en un intento de cambio, la publicación de la revista escolar Solo un punto, un panfleto de pocas páginas donde se denuncia algunas taras que aún se mantienen dentro y fuera del colegio, que deviene así en un microcosmos social en el cual se manifiestan la prepotencia, el racismo y la represión como normas de convivencia. A medida que transcurren las páginas de Sólo un punto, dentro de lo aparentemente tópico de la trama (rebeldía escolar) se introduce un tratamiento narrativo que la aleja del realismo, aunque sin caer de lleno en el ámbito de lo fantástico. Los personajes carecen de nombre, siendo designados por alguna característica. Los profesores (adultos) son aludidos como el Padre Director, la Mujer del Calzón o el Italiano Maldito. En cambio, los alumnos (menores) son el Andino Profundo (objeto de agresión y acoso por parte de todos, debido a su origen provinciano), la Buena Amiga o el Niño Bonito. Si bien el autor ha sorteado el peligro de caer en la mera alegoría, no puede dejar de percibirse cierto maniqueísmo en el tratamiento de las situaciones y personajes, lo que atenúa la el efecto de extrañeza que le da frescura y originalidad a la novela.

El escritor argentino Sergio Gaut vel Hartman, al tratar de elaborar nuevas definiciones para las ficciones inclasificables, pareciera haber descrito, sin saberlo, el proceso narrativo seguido por Julio Meza Díaz, dentro de su definición del realismo conjetural: “la idea es que leves fracturas o desplazamientos de la realidad dan lugar a situaciones especulativas que se ficcionalizan sin obedecer a las reglas del realismo (aunque sin dejar por eso de tener un pie en la "realidad") ni las de la fantasía (sin dejar de ser por eso irreales).”

Daniel Salvo

Publicada en El Peruano el 30 de noviembre de 2010, p. 29

domingo, 21 de abril de 2013

El camino de los Aegeti (Jeremy Torres)



El camino de los Aegeti
Jeremy Torres
Editorial Casa Tomada
Lima, 2010

Julián Spiegel, joven limeño de clase alta, tiene la vida arquetípica del alter ego de todo superhéroe que se respete: relajado, conquistador impenitente, amante de la bohemia barranquina, fumador compulsivo y políticamente incorrecto en casi todos sus actos y expresiones. Se moviliza por la vida en un Mini Cooper de los años 70, en un mundo que parece extraído de una novela negra a la que se le ha quitado – por fin- el pesado veneno que le pusieron los bukowskis locales: los protagonistas saben que viven en un mundo decadente e irredimible, pero no lloran por eso. Su familia también es muy singular: su padre es un militar experto en operaciones antiterroristas y su madre trabaja en la industria farmacéutica, algo que es de gran ayuda para Julián, quien padece de diabetes. Estudia en una universidad a la que no se toma muy en serio.

¿Por qué alguien así podría ser elegido para convertirse en un Aegeti? Es el gran misterio que se ofrece al lector de El camino de los Aegeti. Aegeti significa el que interviene, un humano con poderes sobrenaturales otorgados por una especie de guardianes que moran en una dimensión superior, a fin de proteger a la humanidad de demonios y otras criaturas que buscan absorber su esencia vital o ka.  Tras ser reclutado por uno de esos guardianes, Julián deberá aprender a equilibrar su condición de héroe con el aparente cinismo bajo el cual esconde su inmadurez.

Se nota una evidente influencia de las estéticas propias de los videojuegos de acción, así como de series de animación japonesa, adecuadas para los momentos en los que Julián se enfrenta a sus enemigos pero no siempre efectivas cuando se trata de narrar las partes menos fantásticas de la novela. Se recurre bastante al humor en sus manifestaciones más gruesas, lo que a veces rompe el efecto de suspensión de la incredulidad que es característica de toda historia fantástica. Hacia el final de la novela, hay un giro hacia la ciencia ficción que podría dar lugar a una continuación.

En el debe de la novela, se observa un exceso de textos en cursiva y una abundancia de errores tipográficos que deslucen por completo la estupenda calidad de la edición.

(Publicada en el diario El Peruano el martes 23 de noviembre de 2010, p. 30)

domingo, 14 de abril de 2013

Tan cerca de la vida (Santiago Roncagliolo)



Tan cerca de la vida
Santiago Roncagliolo
Alfaguara, 2010

Tan cerca de la vida es un thriller de ciencia ficción cumplidor, aunque algo tramposo. Es la historia de Max, un analista de origen occidental que ha viajado a Tokio para asistir a un congreso sobre inteligencia artificial organizado por la Corporación Géminis, empresa para la cual trabaja. Desubicado y aislado en un principio, asediado por el recuerdo de su hija fallecida en un accidente del cual se está recuperando, Max será pronto ascendido en la jerarquía corporativa, lo que le permitirá descubrir el auténtico rubro de negocios a los que se dedica su empresa, al tiempo que incrementa su bagaje de conocimientos respecto a la robótica, la inteligencia artificial y a su propia existencia, lo que culmina en una trepidante y vertiginosa vuelta de tuerca narrada con brío e interés.
Lo malo es que para arribar a tan buen puerto, el lector debe antes sobrellevar una extensa relación de las vicisitudes por las que atraviesa Max mientras se adapta a la cultura japonesa, descrita en la novela como un muestrario de todos los estereotipos atribuidos a los nipones desde occidente: servicios higiénicos automatizados, costumbres sexuales exóticas e imitadores callejeros de Elvis Presley. Nada que no hayamos visto en algún episodio de Los Simpson o en la película Lost in translation, sólo que sin la gracia de Homero Simpson o de Bill Murray.
En contraste, la irrupción de Mai, una mucama de peculiares características, el desvelamiento de la verdadera naturaleza de los productos manufacturados por la corporación o las intrigas de los demás trabajadores de la empresa, son los hilos que hacen avanzar la acción en medio de una densa maraña de eventos que oscilan entre lo intrascendente y lo involuntariamente cómico.
Tal parece que el afán de dotar de verosimilitud y de una innecesaria profundidad a los personajes ha sobrepasado el planteamiento más interesante de la novela,  que gira en torno a los límites entre lo natural y lo artificial, la esencia de la naturaleza humana y la incógnita respecto al tipo de moralidad que deberá desarrollarse a medida que se incremente el trato con inteligencias artificiales.
El final, melancólico y esperanzador a un tiempo, tiene ecos de obras tan disímiles como la película Blade Runner y el libro del Génesis, y nos hace pensar cómo habría sido Tan cerca de la vida si el autor hubiera mantenido el mismo estilo desde el principio.

(Publicada en el diario El Peruano, martes 16 de noviembre de 2010, p. 30)

Presentación


En noviembre del año 2010, tuve la suerte de encontrar un espacio de difusión en el Diario Oficial El Peruano, gracias a la mediación del escritor y periodista Ernesto Carlín. Nació así la columna Mundos imaginarios, acaso la única columna periodística especializada en literatura fantástica en el ámbito hispanoamericano (si hay otra, me avisan por favor).
Dados los tiempos que corren, dicha columna se publica tanto en la versión impresa de El Peruano como en su versión digital. Pero a veces, suele ocurrir que el lector, un tanto impaciente acaso, prefiera una versión directa a los textos publicados.
Por consiguiente, he decidido crear este blog en el cual, simplemente, reproduzco el material publicado en la columna Mundos imaginarios, recordándoles que el espacio original de publicación es el Diario El Peruano.

Daniel Salvo